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Este año, la época de nacimientos en la colonia de la ‘Costa de las Focas’ comenzó pronto: a mediados de enero llegaba al mundo la primera cría de 2022. Desde entonces, las playas interiores de las tres cuevas donde las focas descansan, han visto nacer a un total de sesenta y cinco focas, pequeños nuevos miembros de la última gran colonia de foca monje del Mediterráneo que queda en el planeta. Todo el equipo que protege y vigila la reserva espera que sean algunas más hasta final de año, cuando la temporada de cría habrá acabado.
El equipo de seguimiento se afana en controlar todo lo que sucede en las cuevas y, por supuesto, cómo están las pequeñas focas y sus madres. Vigilan todos sus movimientos con la ayuda de las cámaras instaladas en la entrada de cada cueva, tomando buena nota de todo lo que ocurre sobre la arena. ¡Y es que pasan muchas cosas!: una hembra dando a luz, pequeños grupos de crías esperando el retorno de sus madres que han salido a comer, peleas entre vecinos, jóvenes dormitando entre las rocas, un pequeño lactante, un enorme macho abriéndose paso firmemente, una hembra tratando de ‘robar’ una cría, quizás por primeriza o despistada… Es un trabajo laborioso que requiere atención y destreza, pero con la pericia y experiencia de los técnicos, todo queda fielmente registrado.
Es un martes de febrero. Una hembra preñada descansa en la playa de la cueva número 1. El veterano técnico de la colonia, Moulaye se fija en ella y observa que apenas se mueve, lo que le hace sospechar que el parto está próximo. Es una hembra de 7 años que tuvo su primera cría en 2019, y este año volverá a ser madre.
Fuente: Fundación CBD Habitat.
Al día siguiente, con la cámara de vigilancia, Moulaye busca a la hembra y la localiza entre un grupo de focas. Logra grabar el parto, aunque no se ve muy bien, porque en la imagen se entremezclan todas las focas… un pequeño momento de tensión. Tras unos minutos, una pequeña cría se adivina entre los cuerpos de las focas que la rodean. Moulaye abre una nueva ficha, y apunta en ella todos los datos de este nuevo miembro de la colonia: es una hembra, de unos 18 kg, nacida el 23 de febrero de 2022, y a la que se le asigna el número de identificación P1326.
Mientras tanto, en la cueva, la madre trata de proteger a su recién nacida, porque tiene un pequeño altercado con otra hembra cercana, que parece molesta por el acontecimiento. A veces hay cierta tensión entre las focas, pero jamás llega la sangre al río: nunca se ha visto que un adulto dañe de manera intencionada a las crías en la colonia.
Durante las primeras semanas, madre y cría no se separan: es frecuente ver cómo su madre amamanta a la pequeña P1326, mientras Moulaye sigue observando de cerca a la cría y tomando fotos para vigilar su crecimiento.
Aproximadamente a los dos meses de su nacimiento, P1326 sufre su muda: cambia el esponjoso lanugo oscuro con el que nacen las focas, por una brillante y novísima piel gris. A partir de aquí, comenzará a investigar el entorno por sí misma. Es frecuente que acompañe a su madre en el reconocimiento del medio marino, aunque seguirá lactando durante varios meses, mientras gradualmente aprende a alimentarse sola.
Pasado el verano, ya con siete meses de edad, nuestra protagonista es ya independiente de su madre y se une a otros jóvenes, formando divertidos grupos que se dedican a investigar, jugar y dormitar despreocupadamente en las cuevas. La joven cría es una adolescente que ha superado sus primeros meses de vida -la época más crítica para las focas de la colonia- y va camino de la edad adulta. P1326 se ha convertido en ejemplo y encarnación de lo que supone la esperanza de supervivencia para la colonia de focas de Cabo Blanco, y para el futuro de toda su especie en nuestro planeta. Otro pequeño gran milagro en la reserva «Costa de las Focas».